Hablemos de las mujeres de mi generación.

 

No hay tiempo para estereotipos, para lo que a tal edad se debe o no hacer, si debes llevar el cabello de este largo o este color, las uñas de igual manera, lo que debe postear una mujer de 20 o una de 40 y tantos, y así podría anochecer aquí, y ya subida hace mucho rato en la escalera de los cuarenta y tantos déjenme decirles que todo se ve más bonito, las hipocresías, las mentiras, las telenovelas en la cabeza de otros, etc se ve lejano, pero la paz, la tranquilidad, la plenitud, el deseo de saberte en una vida que quiere aprender más, hacer más, llegar a donde quieres llegar lo tenemos aquí cerquita en la palma de las manos, se llama madurez y ahora sé porque tarda años en llegar, porque simplemente los otros escalones eran puro aprendizaje, no señora nada de errores ni fracasos, es más o menos como cuando íbamos a la escuela y escribíamos en borrador y allí estaba permitido borrar, tachar, escribir con pluma de cualquier color, etc, pero ya al pasar a limpio o a materia como se dice ahora se intentaba que haya pulcritud, igual es la brecha entre la juventud y la madurez.

No se sientan mal porque la gente nos ve como señoras mayores y al decirlo me refiero precisamente a aquellos niños y jóvenes que fluctúan entre los 12 a los 25 años y no tenemos nada que competir al contrario mucho por compartir y tratemos de hacerlo con los más cercanos nuestros hijos, aquellos quienes están a nuestro cuidado a los cuales les sonaremos molestos, pero que al final al igual que nosotros a esa edad no queríamos ver.

La edad mágica de la llegada de los cuarenta a cincuenta debe ser tomada como un trofeo que nos regalan los Dioses, llenos de poderes especiales, y cualidades y virtudes que sobrepasan toda explicación terrenal y porque lo digo porque aún estamos aquí, hemos llegado casi a la mitad del camino sintiéndonos plenas, con ganas de seguir en la lucha, en el aprendizaje, en el cambio y hasta en la reconstrucción de nuestra vida, es un privilegio y una bendición recordar nuestras canciones al pie de la letra y tararear casi al unísono las nuevas que se nos presentan.

Hoy una mujer de cuarenta y tantos y casi cincuenta no se ve ni se siente como una de la misma edad en el tiempo de nuestras abuelas (Estoy hablando estrictamente de las que lo hacen sin ayuda del bisturí, sin tener nada en contra de ellos), hoy compartimos gustos musicales, de moda, comida, etc. con las de 20 y 30 y si parece mentira, pero lo es. Y NO cabe el termino RIDÍCULAS por estar disfrutando esta etapa de su vida de manera plena.

Llegar a esta edad y estar sanas dentro de lo que se puede física y emocionalmente es el triunfo, los demás éxitos déjenme decirles son por la añadidura del esfuerzo y del trabajo constante y eso lo traemos grabado de una generación fiel que es la de nuestros padres y abuelos.

¡Y es que las mujeres de mi generación estamos entre llevar la pesada máquina de escribir al colegio a aprender mecanografía, a hacer hoy hommeoffice no es eso maravilloso!!!, un pie en la historia y otro en el futuro, de aprender la taquigrafía (entre trazos y puntos) a volverlo a hacer por medio de los mensajes de ws al poner escritos incompletos pero que todo el mundo entiende jajajaja ya ven tenemos la experiencia nos faltaba tecnología. De pasar a que nuestras madres nos cosan un vestido visto en un figurín (así se llamaba antes lo que ahora se asemeja más o menos a un Pinterest) donde veíamos el modelo que nos gustaba y en mi caso mama me lo confeccionaba tal cual, a abrir la computadora y ordenarlo de otro país, a tu talla, en el color que quieres, pagarlo y esperar para que llegue listo para el evento que lo necesitas, no es fantástico estar aquí aun y vivirlo y decir: en mis tiempos…. Jajajaja típico dicho de señora ya y es que lo somos, las señoras de ahora y hay que aceptarlo.

Hoy las mujeres de mi edad un poco menos y hasta un poco mas, nos reunimos para hablar y reír, contar muchas historias que nos suceden a nosotras, otras que escuchamos y una que otra leyenda urbana y nos levantamos de allí sin ninguna psicosis de nada porque no nos interesa el que dirán o que pensaran, y si le sumas que siempre fuiste así entonces solo le sumas los años y ya está. Estamos entre tomarnos muchas fotos buscando la precisa con miedo que no se termine el rollo y luego ir al estudio fotográfico y esperar con nervios e impaciencia hasta ser reveladas y desechar las que no salimos bien y quedarnos solo con una como recuerdo y hoy tomar en ráfaga por la cámara del celular y posar y en ese momento desechar esas quinientas mal para guardar en galería esa única que nos encantó, tiempos de inmediatez.

Y también están los días que nos redescubrimos y que nuestro cuerpo y alma nos reconstruyen de una manera diferente, porque ellos empiezan a funcionar diferente y no a todas les llega igual, no todas lo viven o lo padecen, es más que envidia para las que ni se enteran del cambio de vida, nadie nos prepara, algo nos dicen, pero del dicho al hecho hay un sin número de hormonas revueltas como 1.000 mujeres en una sala pequeña intentando hablar todas juntas, que si el estrés, que si el calor, que si el humor, que el cansancio, son un cóctel bomba e interminable a esta edad maravillosa, pero tiene solución gracias a Dios, tiene tratamiento, lo que no tiene es fecha de su viaje de despedida y vivimos con eso, y luchamos con eso, pero aquello nadie lo ve, otros no lo toleran y algunos lo bulean, si señores estoy hablando de la temida: MENOPAUSIA, que ya hace su aparición sin ser llamada, sin ser deseada, sin ser todo pero siendo la protagonista, pero esto no indica que la vida se nos va, esto nos dice que viene una nueva temporada nada más.

Esas son las mujeres de mi generación, lo escribo con emoción y orgullo, con haber vivido muchas cosas y con los ojos llenos de esperanza de vivir otras, aquí estamos llenas de tribulaciones, con hormonas traicioneras, con molestias repentinas, pero siendo las mismas de siempre solo que más recargadas, entre días del sol y nubes, pero siempre nos verán reescribiendo nuestra historia.

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